Museo de la Catedral de Badajoz


        Hasta hoy, ciertamente, no habíamos tenido oportunidad de visitar el Museo de la Catedral de Badajoz. Y tenemos que decir, que, la visita, ha sido muy grata.


        En primer lugar, por la amabilidad de los responsables de dicho Museo, que, desde el primer minuto, se nos han puesto a nuestra entera disposición. En segundo lugar, porque, a pesar de que muchas piezas exhibidas ya las conocíamos los que normalmente hemos visitado la Catedral regularmente, nos hemos encontrado con otras “nuevas” o reubicadas.


        La entrada cuesta 4 euros (por la calle San Blas, 1), y los nenes menores de doce años no pagan la visita. Una vez dentro, nos encontramos con una primera sorpresa. Un vídeo de presentación sobre la Catedral, que nos cuenta somera, pero rigurosamente, su “vida” hasta prácticamente la actualidad. Vídeos, en realidad, veremos dos durante nuestra visita, ya que, en un segundo vídeo, veremos las continuas reformas ya ampliaciones del templo a lo largo de la Historia. Son cortos, pero interesantes.


        Posteriormente, comprobaremos que hay un total de doce salas, que son las que integran el total de la visita. Desde su construcción primitiva, hasta salas dedicadas al compromiso de la Catedral con la sociedad, la liturgia y el rito (con los elementos expuestos para ello), el nacimiento de la diócesis (en el S.XIII), la fe a lo largo de la Historia, una interesante colección donde conviven obras de Morales y El Greco, la imagen de María en la iconografía cristiana, la colección de tapices belgas (sobre temas mitológicos, como Odiseo y Telémaco) de la Sala Capitular, una pequeña aula que nos recuerda a la escuela Dómine Galindo, y que pone en énfasis el papel de la Iglesia como centro educativo (como única escuela de gramática durante varios siglos) y una pequeña sala, conocida como Pieza del Mes, donde se exponen, mensualmente, obras de Timoteo Pérez Rubio, Juan Barjola, Eduardo Naranjo, Luis de Morales, y otros autores de diferentes siglos y estilos…


        El Museo merece la visita. El tiempo estimado, es como mínimo, unos 50 minutos, pues posteriormente, se puede visitar el claustro (está en obras, cuando escribo estas líneas) y la propia Catedral, con lo que ya nos iríamos a una hora larga de visita.


        Personalmente, lo más interesante, aparte de los marfiles filipinos, los cuadros de Morales y El Greco, que ya conocía, es la existencia de un alfar islámico, que pone en relevancia, la importancia de la zona ya desde tiempo islámico, y la presencia de dos bellas veneras visigodas, ricamente decoradas, que posiblemente estarían relacionadas con el templo primitivo, y que pudieron ser traídas, reaprovechadas, de otro lugar. Igualmente, son destacables, los documentos expuestos de Alfonso X que guarda la Catedral, y los miniados, ricamente decorados.

Comentarios